sábado, 26 de septiembre de 2009

"Friends"


Ofrecía optimismo y una premisa simple: Nueva York, seis amigos, una cafetería.
"Friends" se estrenaba en 1994 y recibía entonces una tibia reacción de la crítica, que la comparó desfavorablemente con "Seinfeld".


La rotunda respuesta de la audiencia jugó a su favor y, con el tiempo, hasta los más escépticos tuvieron que rectificar ante el éxito más restallante de la sitcom norteamericana durante los años noventa.



Como bien anuncia su título, "Friends" es una serie sobre la amistad. Y, ante todo, sobre la necesidad de pertenencia.


Así, en el primer episodio, Rachel abandona un grupo - su familia y sus amistades de alta sociedad -, pero sólo para integrarse inmediatamente en otro, mucho más enriquecedor y con quien compartirá los mejores años de su vida.


El clan, la identidad, la urgencia de relacionarse; ahí está también el largo itinerario de Phoebe en busca de una familia válida.
La soledad no existe en "Friends", porque la vida supone compartir la experiencia.


Evidentemente, las diferencias y el choque de las manías personales son el riesgo que se corre.
Cada friend tiene una personalidad específica, con virtudes y defectos que se contraponen y, a la vez, se complementan con las características de sus amigos.


Esto asegura tanto el conflicto dramático como la situación cómica.
A este respecto, los creadores de "Friends" se habían cuidado mucho de elaborar un mecanismo de relojería.


El resultado fue una sitcom perfecta protagonizada por seres imperfectos, donde el personaje individual era pieza imprescindible para potenciar al resto.
Esto explica porqué su spin-off ,"Joey", no funcionó: un friend aislado no es ni la mitad de interesante ni de divertido.


La columna vertebral de "Friends" es el complicado amor de Rachel y Ross a lo largo de los años. Hasta en épocas de la serie en que dicha relación parecía agotada y lejana, la tensión no dejaba de estar latente.
Así, en todos los finales de temporada, ocurría un suceso que implicaba a los dos personajes.


Desde el primer episodio, se define la naturaleza de sus encuentros y desencuentros; van a saludarse con un beso, pero un paraguas se abre súbitamente entre ellos, obstaculizando el paso.


Podrían diferenciarse dos épocas en la larga andadura de la serie.
La primera está dominada por el protagonismo indiscutible de la citada relación entre Rachel y Ross y, durante esta fase, los mejores momentos de comedia recaen en Phoebe.


A continuación, y muy sutilmente, se percibe un cambio en el foco de interés, parte de una estrategia de los guionistas para evitar el agotamiento.
Así, la relación clave de la segunda época será la inesperada pareja que forman Monica y Chandler, mientras el disparate y la diversión corren fundamentalmente a cargo de Joey.


Que Monica y Chandler se enamoraran era un auténtico as en la manga. Hasta entonces, los dos personajes llevaban caminos divergentes y su unión supuso una sorpresa total, que el público apoyó incondicionalmente.
En cualquier caso, no hacía más que confirmar la tesis de la serie: arriesgarse a relacionarse con los demás conlleva hallar la felicidad.


Como le dice Monica a Chandler cuando finalmente se casan, "una noche busqué comprensión en un amigo y encontré lo que había estado buscando durante toda mi vida".


El mensaje feliz de la serie es la clave de su inmensa popularidad.
Es significativo que su audiencia aumentase tras los sucesos del 11 de Septiembre; "Friends" es un paraíso al que conviene acudir en momentos de oscuridad.


Pese a sus laureles, sus ratings favorables y su entidad de fenómeno mundial, la producción de "Friends" no estuvo exenta de problemas.
Las tensiones vinieron, sobre todo, de sus intérpretes, que pasaron de ser unos perfectos desconocidos por el público - salvo quizá Courteney Cox - a convertirse en el reparto más caprichoso de la televisión.


Desde muy pronto, decidieron negociar conjuntamente los aumentos salariales.
Las demandas se hicieron cada vez más frecuentes y alcanzaron lo astronómico; si en la primera temporada, cada uno cobraba poco más de veinte mil dólares por episodio, en la novena, llegaron a percibir un millón por capítulo.


Detrás, había cierta frustración. Desde los primeros tiempos de la serie, los seis actores habían aprovechado la oportunidad para lanzarse como estrellas cinematográficas y sólo Jennifer Aniston había conseguido hacerse un hueco duradero.


Las exigencias económicas venían indudablemente motivadas por el temor a un futuro de encasillamiento y sequía profesional.
Como conclusión, los friends siguen siendo poco interesantes para el cine y, para colmo, ahora son demasiado caros para la televisión.


El momento más conflictivo se vivió al iniciarse el rodaje de la octava temporada, que estuvo a punto de ser la última.
La precaria salud de Matthew Perry y las publicitadas bodas de Jennifer Aniston y Courteney Cox instigaron una nueva subida salarial, a la que la producción de la serie no quería hacer frente.


Fue la NBC quien presionó y motivó un acuerdo económico, decidida a no dejar morir a semejante campeona de audiencia.
Ese año, y como refrendo, la serie recibía dos Emmy largamente esperados: mejor comedia y mejor actriz para Jennifer Aniston.


Así, "Friends" se alargó dos años más y alcanzó su décima y última temporada en 2004.
Su capítulo final, vivido como todo un acontecimiento, congregó a más de cincuenta millones de televidentes en Estados Unidos. Desde entonces, no han dejado de sucederse los rumores sobre una posible secuela cinematográfica.

2 comentarios:

Ramón dijo...

Ay dios, que gran serie. La adoro...

Ese Ross inocente sentado en las escaleras con su mini-teclado y su pelo desfavorecido, o la grandiosa phoebe haciendo ''footing'' por el parque, son momentos que no se olvidan xD.

Los amo, friends!

Aunque nunca me gustó un Joey tan payaso. Pero no andaba mal.

Ah por cierto, yo diferenciaría la serie en los bloques de ropas que llevaban. Asusta el cambio de la primera a la ultima xD Tantos años... (y esos peinados...)

salu2^^

Pati Difusa dijo...

seré un bicho raro, pero nunca me gustó friends. había demasiada perfección en toda esa amistad. nunca se hacían daño de verdad, por ejemplo, y ninguna amistad resiste tanto tiempo sin que una parte joda a la otra, sobre todo cuando viven juntos. no sé, nunca me convenció tanto edulcoramiento.