martes, 15 de enero de 2008

Los Mil Manicomios de Frances Farmer


"Creo que Dios simplemente se murió de viejo", decía un pasaje de la redacción que Frances Farmer escribió cuando aún estaba en el instituto. Se titulaba "Dios se muere" y fue la primera vez que la Farmer conoció el escandálo. No sería la última.
Su madre lloró cuando la joven Frances ganó un viaje a la Unión Soviética. En Seattle, todos pensaban que era atea y comunista. Frances sólo quería ser independiente, y su curiosidad por la vida era más fuerte que ella misma.
Era la perfecta chica de los años treinta, preparada para liberarse, dispuesta a culturizarse.
Cuando Howard Hawks la hizo estrella con la película "Come and Get It", todos empezaron a hablar de la intrigante Frances, la extravagante Frances. La loca de Frances.


Siempre dijo que Hollywood no era para ella. No le gustaba ser un símbolo sexual; odiaba ser una cara glamourosa y un escote generoso. Detestaba la prensa del cotilleo y se peleaba con los productores.
Cuando le rompían el corazón, ya fuera Leif Erickson o Clifford Odets, sufría más que nadie.
Pronto, la Farmer dejaría de ser famosa por sus pocas películas y se convertiría en uno de los más terribles juguetes rotos de la industria.

Fue despedida de un rodaje por llegar tarde y borracha y pegar a una de las maquilladoras. La policía la encontró desnuda en su apartamento. Llevaba allí encerrada demasiado tiempo. En el juicio, insultó a los periodistas.
La Farmer era portada de aquello que no quería: el sensacionalismo y la mentira.


Para librarla de la cárcel, Lillian Farmer, su madre, decidió internarla en un lujoso sanatorio, del que salió al poco tiempo.
A partir de ahí, empezó el terrible declive de la relación entre Frances y Lillian. Ésta, empeñada en que volviese a Hollywood, la amenazaba continuamente con confinarla en un centro psiquiátrico.
Pero Frances sólo quería ser libre y estar lejos de los focos. Con cada fuga de Frances, Lillian cumplía su espantosa amenaza.


Frances pasó años recluida en manicomios, tras haber perdido judicialmente la potestad sobre sí misma. En manos de su fanática madre, los centros donde la Farmer fue internada eran cada vez más públicos, más baratos y más sórdidos.
A mediados de los años 50, reaparecería en "This is Your Life", y aseguró con toda serenidad que nunca había sido alcohólica y que jamás había estado loca. "Eso es lo que me hicieron creer".
A continuación, Frances Farmer presentó un show televisivo propio durante varios años, pero su mala salud y su alcoholismo la apartaron definitivamente de las cámaras en 1962.

Tras su muerte en 1970, varias biografías insistieron morbosamente en las estancias de Frances en los manicomios. El más famoso dato, que se trasladó al biopic protagonizado por Jessica Lange, fue que la Farmer había sido sometida a una lobotomía, con la autorización de su madre. Ese hecho ha sido desmentido en los últimos años, por familiares y personal hospitalario.


En cualquier caso, el golpe seco que sin ninguna duda recibió la Farmer fue en su alma; una estocada que la condenó para siempre.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Su madre consiguió que le practicasen una lobotomía; quería una hija dócil.