domingo, 25 de octubre de 2009

Robin


Bella como ninguna, Robin Wright ha sido una actriz excelente, poco valorada y siempre relegada a un injusto segundo plano.
Ha dicho que ahora, sin Sean Penn, se centrará más que nunca en su carrera y nos dará todo lo que siempre ha prometido.


Nació en el culebrón diario "Santa Barbara", emblemático exposé de lujo y pasión que duró diez años.
Robin era Kelly Capwell y su perfectamente peinada melena rubia, un tómet televisivo de muchísimo calibre.


Como pocas estrellas del daytime, saltó al cine en un solo paso y nunca volvió a televisión.


"La Princesa Prometida" tuvo la culpa.
En el cuento de hadas revisionista de Rob Reiner, la Wright fue la princesa Buttercup, amor eterno de Westley, interpretado por un arrebatador Cary Elwes.


El éxito de "La Princesa Prometida" coincidió con la despedida de "Santa Barbara" y todos los ojos estaban puestos en Robin.


Y ella los tenía puestos en Sean Penn, que, por entonces, finiquitaba su borrascoso matrimonio con Madonna.


Robin y Sean se hicieron pareja e intervinieron juntos en un puñado de películas. Casi sin percatarse, pasaron los años y ya eran los Penn.
Ella sería conocida como Robin Wright Penn, el nombre que ha utilizado artísticamente desde su boda hasta hoy.


Mientras Sean se ha convertido en uno de los actores más aclamados de los últimos tiempos, las apariciones de la Wright han sido poco noticiables.


Sean Penn se ha llevado dos Oscars y ella ha renunciado a muchos papeles por criar a sus hijos.
Aún así, ha brillado mucho y en películas de renombre.
Quién la puede olvidar como Jenny, el amor de "Forrest Gump", donde estuvo especialmente espléndida, afrontando un personaje complejo y trágicamente insatisfecho.


Quien no se emocione cuando se reencuentra con su querido Forrest en Washington, no tiene sangre en las venas.


Se ha dejado la piel en títulos como "Hurlyburly" o "Nueve Vidas", pero casi siempre se mueve en esferas independientes y, frecuentemente, con su marido como estricto compañero de reparto.


Estos últimos años han supuesto una tormenta de publicitadas separaciones y tácitas reconciliaciones. Pero el divorcio ya es un hecho y las diferencias, irreconciliables.


Es el momento de recuperar a Robin Wright. Ella, por su parte, está más que dispuesta.


2 comentarios:

Mae dijo...

Me acuerdo de Santa Barbara, la veía mientras comía antes de irme a clase, eso era un peasssso de culebrón

Lee dijo...

Me encantaaaaaaa Robin, su Jenny de Forrest Gump, inolvidable.
Ojalá consiga papeles buenos, y demuestre de una vez todo lo que puede hacer.