jueves, 9 de febrero de 2012

Vida y Canción de Loretta Lynn


"Soy la hija del minero de carbón", cantaba Loretta Lynn, escalando cumbres musicales, recordando montañas de su infancia.
En un pueblo perdido, olvidado y triste de Kentucky, había nacido, muchos años atrás, entre hermanos, ovillos de lana y canciones susurradas.


A mediados de los años treinta, el padre de Loretta bajaba a la mina todas las mañanas y salía al anochecer, insuflado de carbón hasta el alma.


En cambio, el joven Doo trampeaba, elaboraba licor casero y pensaba en cómo encontrar la manera de marcharse.
Doo se fijó en Loretta y se enamoraron. Él tenía 22 años; ella, sólo 13.
El padre de Loretta, con el corazón roto, le hizo prometer a Doo que nunca le pegara y jamás se la llevara lejos.
Doo no tardaría en faltar a la promesa.


A los 20 años, Loretta tenía cuatro hijos y vivía con su marido en Washington.
Doo le había regalado una guitarra y ella misma había aprendido a tocarla, sacando tiempo entre pañales, coladas y días de hastío.


Antes de morirse de hambre, Doo la agarró del brazo y se la llevó a un estudio de grabación.
Como siempre, Loretta se fue para no volver.


En la década de los sesenta, Loretta Lynn ya era una estrella del country, conquistando las ondas musicales y las localidades del Medio Oeste con sus propias composiciones.
En ellas, hablaba de sí misma, de sus problemas con el sinvergüenza de su marido, del pasado miserable, del incierto presente.


Tan sensible, tan sincera. Las fans le decían: "Oh, Loretta, tú cuentas mi vida".
Algunas de sus canciones fueron especialmente controvertidas, como "The Pill", donde hablaba de la bendición de la píldora anticonceptiva, o "Dear Uncle Sam", dedicada a una viuda de Vietnam.


Ella evitó en su día la etiqueta de feminista y nunca se ha decidido por una postura política clara.
Loretta Lynn es una personalidad contradictoria ideológicamente, como muchas figuras del country.
Un día, apoya a candidatos republicanos; al siguiente, sus canciones se convierten en himnos progresistas.


Loretta Lynn ha sido, ante todo, voz y representación de aquel mundo que dejó atrás cuando se hizo rica y famosa.
El de mil mujeres en la sombra, al servicio de sus maridos, solas en las cocinas, confinadas en montañas, perdidas en lugares ignotos.
Allá donde reside y se cuenta la Norteamérica pobre y cateta.


En los años setenta, Loretta Lynn publicó su autobiografía, "Coal Miner's Daughter", y aseguró que Sissy Spacek era la única actriz que podía interpretarla en el cine.


En 1980, se estrenó la película homónima, dirigida por Michael Apted.


Sería el mejor homenaje a la increíble saga de aquella niña escondida y tímida, que se embarcó en un viaje de escenarios, triunfos y sinsabores, punteado por la irregular relación con su marido.


El tagline de "Coal Miner's Daughter" resume la excitación por la historia de Loretta:
"Se casó a los 13 años. Tenía cuatro hijos a los 20. Pasó hambre y fue pobre. La amaron y engañaron. Se hizo cantante porque era lo único que podía hacer. Se hizo estrella porque era el único modo de hacerlo".


El bellísimo biopic le gustó lo suficiente a Loretta Lynn como para acudir a los Oscars y aplaudir el premio que recibió Sissy Spacek por darle cara en el cine.


Sissy y Loretta nunca han dejado de reencontrarse desde entonces, con el deber de expresarse gratitud mutua.


Existencia tan veleidosa no se completaría sin tragedia y, en 1984, su hijo Jack moría ahogado.
Antes de terminar el siglo, Loretta despediría también a su Doo, que fallecía en 1996, tras una eternidad juntos y turbulentos.


Loretta Lynn aún sigue en activo y de gira por ese universo de espuelas y brillos, donde se consagraron todas sus glorias.


Desde un suelo de madera hasta el mundo entero, con parada en Nashville.
En algún lugar impreciso del fabuloso camino, quedó el aliento de la protagonista de la que merece ser considerada una vida en mayúsculas.

1 comentario:

MAR dijo...

Vi la película hace muchos años y esta buena también la actuación de Sissy Spacek.