Hombres de Bon Temps

"El Día del Maromo" desborda sus límites y los trae a todos.

Unos ya se han paseado por nuestros jueves; otros están pendientes de venir.
Y cierto caballero en particular ostenta el título de Maromo del Año de este blog.

Hoy hacemos un alto en el camino, un súper intermedio, con este recorrido especial por los actores de "True Blood", celebrando así su vuelta a la carga el próximo domingo.

Existen otras series con buenos repartos masculinos, pero muy pocas donde ellos sean muchísimo más atractivos que las actrices protagonistas.

Es algo que sólo ocurre en "Anatomía de Grey" o en "The Wire", por poner dos de los escasos ejemplos.

En "True Blood", no sólo ellos están más buenos, sino que hay hombres para todos los gustos y de todos los colores, desde los más sofisticados hasta los más rústicos, desde los más pálidos hasta los más chocolates.

Es costumbre decir que la primera temporada fue reinado maromial de Stephen Moyer, que ofrecía lo último en vampiros de romanticismo irredento.

En cambio, la segunda temporada cambió el foco de nuestro interés.
Sobre todo, por cuestiones de peluquería.
Mientras Moyer aparecía con un poco favorecedor cabello tazón y una criminal depilación pectoral, irrumpía Alexander Skarsgård con pelo corto y determinación.

Su Eric Northman supuso una presencia que no dejó indiferente a nadie, lo hizo estrella inmediata y triunfaba sin problemas en nuestra pasada elección del Maromo del Año.

En ambas temporadas, los abdominales de Ryan Kwanten se mantuvieron bien sólidos.
Su facilidad para quedarse en calzoncillos fue celebrada por todos los que pasaríamos una noche entre las sábanas de ese Jason Stackhouse.

Sam Trammell también despierta admiradores.

Tampoco encuentra complejos en desnudarse con especial ligereza, a la hora de convertirse en los más variados animales.
Sam tiene un cabello exquisito y llena los vaqueros con unos óptimos cuartos traseros.

No hay reina más sensual que ese exuberante Lafayette, interpretado por Nelsan Ellis, que seduce desplegando los encantos de la ambigüedad.

Por su parte, Jim Parrack, el entrañable Hoyt, fue la estrella secreta del pasado verano truebloodiano, gracias a su cautivadora relación con la vampira adolescente Jessica.

Parrack es el ejemplo de un tranquilo sex-appeal, que lo hace aún más ardiente.

La entrada del jovencísimo Allan Hyde sugería todo un amor homoerótico/paterno-filial entre el vampiro milenario Godric y su creación, el rubiazo Eric.

Y para los devotos de los hombres de verdad, Bon Temps acoge a un par de señores de culto, que interpretan a dos primos.

Hablo de Todd Lowe como Terry Bellefleur, el perturbado veterano de Iraq y cocinero de "Merlotte's".
Y de Chris Bauer como Andy Bellefleur, el incompetente detective del lugar.

Debo decir que este Bauer es toda una debilidad personal, como hombre y como actor.

En la pasada temporada, también hubo tiempo para dejar los ojos en negro ante la visión de Mehcad Brooks, cuyos pectorales deben ser más grandes que mi cabeza.

Y si todos hablaban de Eric y Hoyt, nadie dijo nada sobre dos apariciones breves, pero contundentes.

Por un lado, Wes Brown como Luke, colega de Jason en sus empresas fanático-religiosas y bomba humana en reunión vampírica.

Y, por otro, Ed Quinn como Stan, chupasangres country, en desacuerdo continuo con los planes de Eric Northman.

Si ya eran variados y variopintos, bien sabemos que esta nueva fase de la serie incrementará el poderío maromial de "True Blood".
Entre otros, dos caballeros llamados Grant Bowler y Joe Manganiello, que reavivarán el entusiasmo por la licantropía.
Con semejante panorama, ¿quién se acuerda de otros vampiros y otros hombres lobo?

Pero la pregunta que debe hacerse al respecto de "True Blood" es la siguiente.
¿Quién es el responsable de provocarnos tantas taquicardias maromiales?

Mañana aspiramos a resolver la cuestión, con un artículo exhaustivo sobre el gran Alan Ball.

Quién fuera Sookie. O Maryann, para hipnotizarlos a todos.