"Angels In America"

Perfecto ejemplo del sentido de la ambición de la HBO, "Angels In America" es adaptación de la aclamada obra de Tony Kushner.
Esta pieza se estrenaba en 1990 y se convertía pronto en uno de los dramas imprescindibles del teatro neoyorquino.

Su traslación a la pantalla había supuesto un proyecto perseguido durante mucho tiempo.
Finalmente, en 2003, veía la luz en forma de miniserie de lujo, dirigida por Mike Nichols y con la participación de Meryl Streep, Al Pacino y Emma Thompson.

"Angels In America" está entre lo más potente, estilística y narrativamente, que se ha hecho jamás en televisión.
El texto original ya era bueno; la adaptación televisiva simplemente supo estar a la altura de las circunstancias.

Ambientada en el Nueva York de mediados de los ochenta, sus personajes se mueven en el escenario del reaganismo, postiza promesa del progreso infinito y de la protección segura ante las frías hostilidades internacionales.

Sin embargo, el estallido de la inexplicable epidemia del SIDA aflora la falsedad de la época, llena de desilusión e incertidumbre.

Si la reflexión política de "Angels In America" resulta algo avejentada, su retrato del SIDA es poderoso y honesto, dilucidando cómo la ignorancia y la hipocresía sexual contribuyeron decididamente a su expansión.

Los personajes víctimas de "Angels in America" son Prior y Harper.

Prior es diagnosticado de la fatal enfermedad, y su novio, Louis, incapaz de manejar la situación, rompe la relación y se marcha de casa.

Mientras, la mormona Harper, neurótica ama de casa, sofoca la infelicidad de su matrimonio con compulsivas ingestas de Valium.

Los delirios febriles de Prior y las alucinaciones de Harper provocan el encuentro de ambos en el decorado de sus sueños.

Poco después, las respectivas parejas de Prior y Harper inician una relación amorosa; es decir, el esposo de Harper se convierte en el amante del ex novio de Prior.

Como piezas de un puzzle, los seres de "Angels In America" se encuentran y desencuentran en el entretejido de la ciudad.

En medio, aparece Ray Cohn, personaje basado en el infernal abogado anticomunista de la vida real.
"Angels In America" lo toma como ideal diana de la crítica y, así, lo retrata como un monstruo que oculta su homosexualidad para no perder un ápice de poder.

Cohn llega al hospital para morir de SIDA, pero se le ingresa como paciente con cáncer de hígado.
En su particular alucinación, se le aparece el fantasma de Ethel Rosenberg, la espía comunista que fue procesada y condenada a muerte gracias a Cohn.

Transitando hábilmente entre la dureza de su temática y la extravagancia camp de sus ocurrencias, "Angels In America" es una "fantasía gay sobre temas nacionales", tal y como reza el subtítulo de la obra original.

Su reparto es impecable, con los actores incorporando varios papeles, tal y como sucedía en las representaciones teatrales.
Así, es oportunidad para ver a Meryl Streep haciendo de rabino, de Ethel Rosenberg y de madre mormona.

Aparte de las previsiblemente espectaculares apariciones de sus tres estrellonas cinematográficas, los actores jóvenes de "Angels In America" son la auténtica llave de la delicadeza y la sensibilidad de esta miniserie.

Compuesta de dos partes - Millennium Approaches y Perestroika - y exhibida en seis capítulos de una hora de duración cada uno, "Angels In America" ganó once premios Emmy y cinco Globos de Oro, tras despertar una ovación unánime.

Tan delirante como emotiva, "Angels In America" acaba resultando un consistente canto a la vida, a la conciliación y a la esperanza.

Y sus diálogos deberían imprimirse en letras de oro para la posteridad. Greetings, Prophet! The great work begins! The Messenger has arrived!