Niño Gay

Se le reconoce enseguida. Quizá, a su pesar.

Pero así lo ha querido la vida. Hay un niño al que no le interesa tanto el deporte como a los otros.

Se separa del grupo y vive pensando en cosas extrañas. En libros, en fantasía, en películas y en mujeres de estilo y afectación.
Dentro de su mente, bullen cosas irrealizables. Disparates tales como que el chico más guapo lo quiera. Cómo se le ocurre.

A veces, se conformaría con una señal de reconocimiento. Porque la palabra amor ya sería muy grande.
Jamás superará ese anhelo imposible. Siempre deseará al chico que nunca tuvo, al que deseó en secreto y con vergüenza.

Observa el mundo con miedo, buscando algo donde identificarse.
La sociedad no lo entiende ni sabe qué hacer con él, porque sólo sabe funcionar a través de Barbie y Ken.

Muchos optarán por insultarlo, por tenderle viciosas trampas, por hacerle la vida imposible y por reírse de ese mismo espíritu que deberían admirar.

Su madre ignorará lo evidente, o pretenderá cambiarlo para que no sufra, o tal vez sea moderna y lo celebre. Lo querrá, a pesar de todo y más que nunca, porque madre es.

Cuando nadie mire, el niño jugará a las muñecas, bailará y gritará, libre y salvaje, destrozando las reglas machistas de un plumazo.

Y de un plumazo, se hará mayor y perderá el temor.
Encontrará a sus iguales, al mismo tiempo que sus diferentes le sonreirán, buscando el perdón y enmendando la comprensión que no supieron desplegar antes.

Tal vez abra un blog y te lo cuente.