sábado, 7 de noviembre de 2009

"Oz"


No había lugar para Dorothy en este "Oz" de la HBO.
Desde sus comienzos, se granjeó la reputación de ser la serie más brutal de la televisión. Quizá todavía lo siga siendo.


"Oz" es una absorbente descripción del Infierno, simbolizado en una cárcel de alta seguridad.
Sus prisioneros representan lo peor de la sociedad; una panda de malas bestias cuyas esperanzas de reinserción son ínfimas.


La serie arranca con la llegada del desafortunado abogado Tobias Beecher, condenado a prisión por atropellar a una niña, mientras conducía borracho.
Desde ese primer momento, se define el carácter fatalista por el que opta "Oz", donde sus personajes no pueden zafarse de una angustiosa caída libre.


Tobias es destinado al módulo de la Ciudad Esmeralda, proyecto de socialización de los presos, que acabará revelándose fútil.
La Ciudad Esmeralda será el escenario principal de la acción de "Oz".


A los pocos días, Tobias Beecher se convierte en la "perra" de Vern Schillinger, un pavoroso supremacista que le tatúa una esvástica en el culo y lo somete sin miramientos.


Beecher, protagonista nominal, será en realidad una pieza más en este puzzle de historias y horrores, donde los grupos raciales se enfrentan con furia, los asesinatos y las palizas están a la orden del día y las drogas corren impunes y veloces.


Coincidiendo con la llegada de Beecher, los estallidos de violencia tienen una respuesta radical por parte de los políticos conservadores, que deciden suspender las visitas conyugales y, finalmente, reinstaurar la pena de muerte en el Estado.


Ni la opresión de los cuerpos de seguridad, ni las buenas intenciones de los más honestos funcionarios podrán sofocar el caldeado ambiente de la penitenciaría, que va derecha a ser escenario de un sangriento motín.


"Oz" indaga en la ridiculez intrínseca de la idea de la cárcel; un infecto hoyo de descalabrados sociales, que sólo sirve para animalizarlos todavía más.


El ejemplo preclaro es Miguel Álvarez, cuyo padre estaba entre rejas desde antes que él naciera. Como destino inevitable, Álvarez entra en prisión antes de que nazca su propio hijo.


Con la ayuda espiritual del Padre Mukada, intentará salir adelante, pero la irreversible educación en la violencia y las viciosas trampas que le tienden sus enemigos jugarán siempre en su contra.


Si el mensaje luce bastante pesimista, es el tono exuberante y operístico de esta serie lo que la hace tan adictiva e hipnotizante.


Es uno de los pocos ejemplos de un "melodrama de hombres" en sentido estricto.


Los seres de "Oz" chocan entre ellos, se pelean alocadamente, crean tortuosas alianzas con la mirada tensa, se ajustan cuentas con el cuchillo preparado y mantienen insanas relaciones homosexuales.
La irrupción de Chris Keller, seductor asesino y eventual amante de Tobias Beecher, da a la serie un toque de sainete homoerótico de lo más disfrutable.


"Oz" tiene momentos de una violencia obscena, resultado de la ilustración de todo tipo de muertes, peleas, abusos, mutilaciones, torturas y violaciones.
Así, en cada capítulo, al menos un personaje acaba muerto.
Pero, quizá intencionadamente, las escenas más terroríficas son las ejecuciones; sobre todo, la de Shirley Bellinger.


La única mujer presa que nos cuenta la serie es condenada a la horca.
La gelidez de esa secuencia y la desesperación del personaje provocan una sensación de horror real bastante insólita en televisión.


"Oz" fue la primera serie de la HBO que presentó episodios de una hora de duración, por lo que ostenta todo un estatus de pionera.


Con seis temporadas de duración, "Oz" fue tan comentada como parodiada por su sorprendente procacidad.


El reparto es formidable; los actores supieron conectar a la perfección con sus monstruosos personajes y hacerlos transparentes.
Kirk Acevedo y los hermanos Winters están especialmente brillantes en ese sentido.


Sin concesiones, efectista y de negrísimo sentido del humor, "Oz" es degustación indispensable para los amantes de los platos más fuertes.

4 comentarios:

  1. Gloriosa. Una pena que ningún canal, aparte del Plus, se haya atrevido a programarla. Una joya.

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  2. He visto escenas sueltas, que me interesaron bastante.. después de tus comentarios, más aún.

    El problema es encontrar tiempo para todo lo que quiero hacer...

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  3. Estoy con Ming; es una pena que "Oz" sea tan poco conocida en España.
    Lo bueno, para los faltos de tiempo, es que las temporadas no superan los ocho capítulos; excepto la tercera, que tiene unos dieciséis.

    Lo dicho: hacedle caso al Malvado, que, de series, sabe un rato.

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