"Battlestar Galactica"

Una explosión nuclear devasta el planeta de Cáprica.
Los escasos supervivientes huyen en una flota espacial, sin más rumbo que la propia salvación.

Pisándole los talones, van los cylons, las rebeldes y rencorosas máquinas evolucionadas, que provocaron el genocidio de Cáprica y que pretenden acabar con la raza humana.
Los cylons son letales, inmortales y disponen de numerosas copias de cada modelo.

Además, los desterrados deben afrontar que los cylons pueden adoptar apariencia humana y que, incluso, muchos de ellos están programados para ignorar su verdadera naturaleza.

Así comienza la saga de "Battlestar Galactica", aclamada unánimemente como uno de los mejores productos televisivos de los últimos tiempos.

Presentada como una reimaginación de la homónima serie de finales de los setenta, la hondura e inteligencia de esta "Battlestar Galactica" están fuera de toda duda, conjugando espectáculo y enjundia desde su planteamiento.

Como "The West Wing", "Battlestar Galactica" habla del conflicto entre el mal menor y el beneficio colectivo en las grandes decisiones políticas y militares.

Como "Deadwood", arroja luz sobre la creación de las nuevas comunidades, que nacen de la violencia, las extrañas alianzas y la pura improvisación.

Como en los grandes retratos sobre la guerra, esta serie ilustra de qué manera la suspensión de la ética como medida extraordinaria sólo conduce a la propia destrucción.

Como en "Lost", buscar un significado a la existencia y encontrar el propio destino es tan importante como sobrevivir.

Pero nunca otro producto televisivo se había acercado tanto a una reflexión sobre el significado de la humanidad y el desafío de la alteridad.

Siguiendo los pasos de "Blade Runner", los cylons están retratados como unos terroristas, unos humillados en busca de venganza.

A medida que el acercamiento con estos "otros" se hace inevitable, se descubren sus motivos y sus cada vez más difusas diferencias con los humanos.
Los cylons también persiguen un sentido a sus vidas; éstas, repetidas mecánicamente en los eternos y dolorosos despertares de la Nave Resurrección.

Todos los personajes de "Battlestar Galactica" viven anclados en las deudas del pasado arruinado, a la que par que afrontan la sombría incertidumbre del futuro.

Laura Roslin, ministra de Educación elevada por herencia a la categoría de Presidenta del Gobierno, reacciona con temor a su nombramiento.

Pronto, no querrá zafarse del cargo, con la obcecación de conducir a la humanidad a su destino.

Roslin asume en primera instancia el papel de la fe y la religión como brújula en esa oscuridad existencial.

Mientras los Adama representan el pragmatismo militar, no exento de sinsabores, las esperanzas de protección científica frente a la raza cylon se depositan inicialmente en el Doctor Gaius Baltar.

Exitoso gurú multimedia, el Dr. Baltar se revela, no obstante, como un cobarde ante su presunta condición de elegido, y vive obsesionado con el erótico recuerdo de una réplica de Number Six.

Pero el personaje pivote de "Battlestar Galactica" es Kara Thrace, apodada 'Starbuck'.

Mujer endurecida y hostil, traumatizada y contradictoria, de sensibilidad arrolladora y demostrado coraje, Kara cataliza el drama.

Ese drama que se caracteriza por una relación perfecta entre la sensación de pérdida irreparable y la continua renovación de la esperanza.

Iniciada con una miniserie de tres horas de duración, "Battlestar Galactica" se compone de cuatro temporadas, varios webisodios, dos miniseries/spin-offs ("Razor" y "The Plan") y una precuela ("Cáprica").

El carácter de puzzle y su inabordable mitología explican la vasta extensión de esta excitante franquicia.

Consejo de experto: No hay que perdérsela por nada del mundo.