1974

Pam Grier disparaba, enseñaba sus voluminosas tetas y se hacía llamar "Foxy Brown".
Pero la película de 1974 era, por supuesto, retro, oscarizable y metafórica: Coppola retornaba a los Corleone con "El Padrino II".

Durante el año de la caída de Nixon, el público norteamericano supo que hasta el más pintado podía darle el beso de la muerte a su propio hermano.
Polanski ofrecía "Chinatown", el mejor lugar para perder, radiografía de corrupción y tristeza. Hollywood prefería decir lo que ocurría en el país bajo la coartada de los vestidos de época.


Nixon empezaba el año diciendo que estaba harto del escándalo de las famosas cintas y, después del verano, otro presidente ocupaba su lugar.

El "Watergate" fue la Chinatown del señor Nixon, el Waterloo del Napoleón cobarde. Ninguna excusa fue suficiente para evitar su destitución.


"Waterloo" se llamaba precisamente la canción que ganó Eurovisión, interpretada por el cuarteto ABBA, todo greña y colorín.

La letra decía que "yo fui derrotado, y tú ganaste la guerra", quizá de la misma manera en que se sentía el mundo occidental, tras perder su dorada inocencia y descubrir que el petróleo iba a tener la última palabra en vidas y economías.

Oh, la crisis, la crisis; en 1974, los cambios políticos fueron muchos y las medidas económicas, urgentes.

La salud del viejo dictador español suscitaba tanto la emergencia de sus médicos como la esperanza entre aquellos que se sacudían el olor a alcanfor, porque querían respirar distinto.

En Europa, se proyectaban las muy turbias pasiones de "El Portero de Noche", el título más polémico del año, cuando todavía ir al cine podía ser pecaminoso y digno de culpa.

También aparecía "Emmanuelle", deseo, silla de mimbre y perlas al cuello.

Al cuello, Isabelita Perón sólo llevaba un señor crucifijo cuando se asomó al balcón de la Casa Rosada.

La tercera esposa del difunto generalísimo argentino se convirtió en la primera mujer que regentaba un país sudamericano.
Sus vecinos chilenos eran incapaces de despertar de la pesadilla.

Debutaron Los Ramones, ideales para aquellos que querían algo más que ABBA.
El single número uno del año fue "Kung Fu Fighting", mientras todos deseaban ser como James Taylor y Carly Simon, casados y talentosos músicos, que cantaban "Mockingbird" a dúo.


Explotaban las bombas en Londres, en Tokio, en el pub de Guildford, mientras sonaba la implacable sierra de "La Matanza de Texas" en las pesadillas de aquellos que se creyeron valientes.

Las chicas del año se llamaban Patty y Lucy.
Patty, la nieta del magnate William Randolph Hearst, fue secuestrada por el Ejército Simbiótico de Liberación. La guerrilla terrorista pidió cuatro millones de dólares por la liberación de la nena Hearst.
Pero, a los dos meses, Patty Hearst ya no era una cautiva.

La niña rica, quizá aquejada de síndrome de Estocolmo, tal vez genuinamente convencida, se había unido al Ejército y empuñaba sus armas con decisión. Kung Fu fighting!

Mientras, en algún lugar de África, los arqueólogos descubrían a Lucy. Así llamaron a los restos humanos más antiguos hasta entonces encontrados. Las investigaciones revelaron que Lucy murió asesinada.

En 1974, la India se moría de viruela y nacieron todos los que cumplen 35 años en 2009.
El mundo se hacía mayor y complejo. La prensa, que había derrocado a Nixon, se sentía victoriosa, pero aún sedienta. Quería más y más poder, y las comunicaciones globales la esperaban pacientemente, a su futuro servicio.

Alicia, melancólica, modesta, secreta, prefería subir al coche, pisar el acelerador y ya no vivir aquí.