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La leyenda cuenta que duró quince años y que será difícil olvidarla.
Estamos allí, entre sus paredes, paseando por los pasillos vacíos, intentando oír las voces y los susurros. Relatan las historias que se dejaron - pero no perdieron - en una sala de Urgencias.

"Es un ángel", dice una niña antes de morir.
Y mientras podemos oír a los muchachos sin hogar. Aseguran que han descubierto a la Dama Azul y saben su nombre en clave: Mayday.

Los niños lo saben. Porque, ¿en quién se puede confiar mejor para salvar la vida?
Se dice que los que paseaban por estas salas conseguían triunfos, porque eran héroes.
Pero triunfar una vez es una esclavitud; hasta dando lo mejor de uno mismo, se falla siempre. Porque también eran humanos.

Se cuenta que un parto fue mal y que el doctor que cometió el error lloró en el metro de vuelta a casa.

Dicen que aprender a perder fue lo mejor que pudo hacer el estudiante de Medicina, el mismo que llegó a fundar su propio centro médico.
Mientras, los que ya lo sabían todo sobre su oficio, se encontraron reflejados en los espejos de una vida que pasaba inexorable ante sus narices.

Todos cometían excesos, pecaban de orgullosos y atolondrados. Hacían lo que creían justo y erraban. Tenían problemas con sus padres, con sus hijos y muchas veces no podían conciliar el sueño. Dormían con las personas equivocadas y dejaban escapar las oportunidades.

Y, a pesar de todo, cada día volvían al trabajo y hacían lo imposible por seguir adelante y salvar vidas. ¿Quién va a curarte hoy? ¿Quién te dará las peores noticias?

Si escuchamos atentamente, podremos oír más ecos en esta sala de reparación y fallo.
Son los sonidos de esa espiral de ciencia e intuición, donde las decisiones y las descargas eléctricas gritan al mismo tiempo.

Las esperanzas viven pendientes del hilo de la sutura, donde la palabra técnica se confunde con el suspiro, la decepción o la alegría.
Desde la explosión en el cielo de Chicago a la lágrima vertida en la intimidad, vivir entre estas paredes ha sido sobrecogedor y emocionante.
Si necesitamos la bondad de la historia bien contada y la necesidad de rodearnos de seres como nosotros, ya sabemos dónde regresar.

ER (1994-2009)