viernes, 10 de abril de 2009

Anatomía de Jack


Ha sido ésta una semana repleta de noticias sobre iconos de los setenta, y una de ellas ha sido la muerte de Jack Wrangler, la genuina primera estrella del cine porno gay.
Como suele suceder con los pioneros de cualquier clase, la historia y trayectoria de Jack Wrangler es sencillamente fascinante.


Jack fue el acomplejado y afeminado hijo de los Stillman, familia asociada al negocio del espectáculo, que vivía en aquella idílica postal de los años cincuenta, donde lo gay no tenía cabida y la homosexualidad era tabú.
Años después, Jack Wrangler se convertía en un icono de la liberación sexual de la década de los setenta y, a la vez, en el hombre de bandera del movimiento gay californiano.


Hasta llegar a ese punto, Jack había perseguido el sueño de la interpretación desde muy temprana edad.
Sólo encontró el éxito cuando descubrió el poder de su cuerpo desnudo para el público de un club de San Francisco. No sólo superaba sus complejos de infancia despertando la líbido ajena, sino que hallaba una peculiar manera de ser más grande que la vida.


Antes de Jack Wrangler, el cine porno gay no existía tal y como hoy lo entendemos. Hasta entonces, consistía en baratísimas escenas filmadas, que se distribuían clandestinamente y cuyo acceso rozaba lo delictivo.


La figura de Wrangler, asociada a una ola de directores y productores de cine para adultos, llevó la imagen de un polvo entre hombres a la categoría de lo contundente, mientras el film alcanzaba la duración propia del largometraje.
Por primera vez, los homosexuales podían verse reflejados en la pantalla y la sala de cine X se convertía en reunión social y asegurador de ligues.


Además, el físico y la actitud fuertemente masculina de Jack Wrangler dinamitaban el estereotipo del homosexual afeminado.
Venía a decir, en definitiva, que un hombre que folla y se deja follar por hombres puede ser más hombre que cualquier hombre.


La ambición de Jack por ser actor no cesó, y sus intereses siempre estuvieron en interpretar en la escena sexual, y no sólo proceder mecánicamente. Su indudable carisma y su absoluta energía lo distinguieron desde el principio.
Se le quedó pequeño el aún precario mundo del porno gay y transitó al cine para adultos heterosexual.


Su primera vez con una mujer fue, de hecho, delante de la cámara; él entendió la transición como un medio para darse a conocer a un público más amplio.
Como parte de una época en que todo el mundo estaba sueltísimo, que Jack compaginara hombres con mujeres no era extraño, sino más bien moderno.
Convertido en toda una estrella, Wrangler conoció a la cantante crooner Margaret Whiting.


Sus carreras no se parecían en nada; ella cantaba canciones de amor, mientras él copulaba en pantalla con todo lo que se movía. Ella le llevaba veinte años; él era abiertamente gay.
La noticia de su inverosímil romance despertó una reacción entre el escándalo y la risa. Formaban una pareja que parecía nacida de la mente de Jacqueline Susann.


Ellos defendieron su relación a capa y espada, asegurando que eran almas gemelas.
Ambos habían sido niños mimados por padres que trabajaban en el show business. Tanto Jack como Margaret crecieron con la convicción de que sólo había una carrera posible, y esa era la del espectáculo.
Tanto familiares como amigos se opusieron a la pareja, que vivió horas críticas cuando Margaret le pidió a Jack que abandonase el porno. Además, la relación empezaría a sufrir pronto las escapadas gays de Wrangler.


Él siempre manifestó que no había dejado de ser homosexual, ni siquiera se consideraba a sí mismo bisexual, pero dudaba de su capacidad para mantener una relación estable con un hombre y, en cambio, adoraba y cuidaba a la Whiting.
En cualquier caso, el bizarro amor siguió adelante y se casaron en 1994, casi una década después de conocerse. Margaret Whiting ha seguido a su lado hasta su muerte.


Wrangler abandonó el porno en los ochenta, cuando se sintió demasiado mayor para continuar; su decisión fue tomada en el momento oportuno, antes de que el SIDA arrasara con la casi totalidad de sus compañeros de reparto.
Empezó entonces una fructífera carrera como realizador de espectáculos de Broadway, si bien su nombre siempre estuvo asociado al porno en el imaginario colectivo.
En definitiva, fue lo que lo hizo leyenda y trascendencia. Y él lo sabía muy bien.


El documental "Wrangler: Anatomy of An Icon" se estrenaba el año pasado, acercándose a la figura de este personaje, tan imprescindible para entender una época y el nacimiento de una industria.

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