sábado, 7 de febrero de 2009

Hopkins


Reyes, presidentes, dictadores, artistas, antihéroes shakespearianos. Sir Anthony Hopkins es el hombre ideal para interpretar a los hombres de importancia, a los más controvertidos líderes y a todos los personajes de miga y enjundia.


Su primer gran papel en el cine fue Ricardo Corazón de León, subyugado por su terrible madre, Leonor de Aquitania, y con exacerbados sentimientos hacia el Delfín de Francia. La película era, por supuesto, "El León en Invierno", estrenada en 1968.
Sus ojos azules brillaron entonces en pantalla, pero el público no se dejó seducir por el "resplandor Hopkins" hasta casi treinta años más tarde.


Con "El Silencio de los Corderos", Hopkins hacía nacer al genuino villano de los noventa, el Doctor Hannibal Lecter, que desea comerse tu hígado, acompañado de habas y un buen Chianti.
Su retrato de este monstruo sublime le permitió ganar el Oscar y el corazón de una audiencia en busca de emociones definitivas con acento british.


Hollywood se rindió ante la figura de Anthony Hopkins, ya fuera en su registro calmoso, como su estirado mayordomo de "Lo Que Queda del Día", o en sus momentos más histriónicos, como aquel excéntrico Van Helsing que ofreció para el "Drácula" coppoliano.


Ha sido Picasso, Richard Nixon, el Capitán Bligh, Otelo, Hitler y ahora se prepara para incorporar al Rey Lear.


Aunque sus apariciones no siempre están a la altura de su talento, Hopkins bien puede saborear el éxito con la delectación absoluta con la que su inmortal Hannibal Lecter devoraba a sus víctimas.

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