Un sentimiento tan humano como el amor, la envidia penetra poderosa en la psique del desconsolado.
Quiere algo que otro tiene, y el deseo se hace cada vez más fuerte, dando paso a la obsesión.
En una cultura en la que el conformismo es un valor moral, la envidia ha sido tachada de emoción oscura. Los envidiosos se sienten parias, indignos, infelices, y trocan su aspiración en odio, en crítica destructiva, en demanda hacia el privilegiado.
Quiere algo que otro tiene, y el deseo se hace cada vez más fuerte, dando paso a la obsesión.
En una cultura en la que el conformismo es un valor moral, la envidia ha sido tachada de emoción oscura. Los envidiosos se sienten parias, indignos, infelices, y trocan su aspiración en odio, en crítica destructiva, en demanda hacia el privilegiado.
La envidia es el paso a la locura, la garantía de la soledad. Y el envidiado acaba por sentirse culpable de la desventura del envidioso.
Caín, el primer envidioso, es el ejemplo de la codicia por lo ajeno, de la tragedia del desheredado, del hermano menos querido. Su asesinato es pasional, decidido a aplastar a Abel por ser mejor que él y recordárselo día a día.
Pero el terror de la envidia es un callejón sin luces que lleva al Este del Edén.
Caín, el primer envidioso, es el ejemplo de la codicia por lo ajeno, de la tragedia del desheredado, del hermano menos querido. Su asesinato es pasional, decidido a aplastar a Abel por ser mejor que él y recordárselo día a día.
Pero el terror de la envidia es un callejón sin luces que lleva al Este del Edén.
Judy Barton envidiaba la imagen de Madeleine Elster, lo que le llevó a cometer su único error. Quería ser igual que la mujer que interpretó y acabó sus días igual que ella.
Escarlata O'Hara anhelaba el marido de su prima Melania. Era más bella y apasionante, pero nunca lo consiguió.
Envidiar es una competición cuyo resultado está decidido de antemano.
Escarlata O'Hara anhelaba el marido de su prima Melania. Era más bella y apasionante, pero nunca lo consiguió.
Envidiar es una competición cuyo resultado está decidido de antemano.
Salieri no entendía la genialidad de Mozart y su vida fue odiarlo por haberle quitado un puesto del que se pensaba merecedor.
Todas las brujas envidiaban el amor de los mortales; decidieron crear pociones que proveyeran el conflicto y las hicieran protagonistas.
Todas las brujas envidiaban el amor de los mortales; decidieron crear pociones que proveyeran el conflicto y las hicieran protagonistas.
Los asesinos son envidiosos exacerbados, decididos a arrancar la felicidad de sus víctimas a través de la violación y la muerte. Roban el alma de los queridos de Dios para saciar su noción de justicia terrenal.
Es la clave de aquel que envidia. Siente que la vida no es justa. Y necesita expresarlo.
Es la clave de aquel que envidia. Siente que la vida no es justa. Y necesita expresarlo.
Jossie, aquí hay un terrible vacío y es que faltan la versión femenina de Caín y Abel [bueno, pudo haber sido exactamente así si una de ellas se salía con la suya!!]
ResponderEliminarAjá, y como si el título lo supiera de antemano ¿Qué sucedió con Baby Jean?
Como adoro a esas tías... es casi casi la relación de mi hermana y yo.
Buen apunte y magnífico ejemplo, my sweet.
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