martes, 8 de julio de 2008

Hollywood Barrymore (3)


Con sólo siete años, una nueva Barrymore recibía el unánime aplauso de crítica y público. Gertie, la hermanita de Elliot, que también quería ser amiga de E. T., sigue en el ranking de las interpretaciones infantiles más formidables de la historia del Cine.
"Soy una niña, pero no soy tonta, ¿lo sabías?", le decía Drew Barrymore a Henry Thomas.


Para la nieta de John Barrymore, el fenómeno de "E.T., el extraterrestre" fue el preludio de una escalada a un infierno inquietamente prematuro.
En 1990, Drew publicaba su autobiografía, "Little Girl Lost", donde hablaba de los inconvenientes de que una niña estrella fuese asidua a la discoteca Studio 54.


A los nueve años, fumaba tabaco; a los once, bebía alcohol; a los doce, se hizo adicta a la marihuana; y su primera raya de cocaína la cató con trece años.
Con semejante historial, no es extraño que Drew Barrymore fuera ingresada en un centro de rehabilitación en plena pubertad.


Su autobiografía escandalizó a propios y extraños, asombrados por la vida nocturna de Drew a tanta tierna edad. La confesión de sus múltiples adicciones y conflictos supuso su comeback.
Decidida a explotar su imagen de Lolita, la Barrymore se lanzó a desnudarse para las revistas, confesar su bisexualidad o enseñarle las tetas a David Letterman.


Su breve pero inolvidable papel en "Scream" la puso en lo más alto y recuperó su cetro en Hollywood con velocidad.
Entre la comedia romántica y la acción, Drew protagoniza películas endebles, pero tiene influencia, simpatía y capacidad de levantar el chisme y la admiración.


Ahora estará tranquila. Ya no es célebre por ser la digna sucesora de los excesos de su dinastía; es nada más y nada menos que una encantadoramente tontita actriz de Hollywood, que vuelve locos a los periodistas con su galería de maridos fugaces y novios relámpago.
Lo último: ha roto con Justin Long.

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