martes, 24 de junio de 2008

Hollywood Barrymore (1)


En los teatros y en los cines, el apellido Barrymore fue sinónimo de prestigio. Una dinastía de actores que encandilaba al público y entusiasmaba a la crítica. Todavía hoy tienen a una heredera de su estrellato.
Pero los Barrymore también han sido célebres por sus tremendas vidas privadas, que, más de una vez, han saltado a los medios.
En "¡Notorious!" haremos un repaso por las figuras más trágicas de la familia. John Barrymore, sus hijos John Jr. y Diana, y su nieta, Drew, serán los protagonistas de este paseo de tres semanas por el talento y la autodestrucción.


La vida de John Barrymore fue agitada desde el principio.
Lo expulsaron del instituto por promocionar un burdel y, poco después, dejó embarazada a una chica de 17 años a la que obligaron a abortar. Sobrevivió al terremoto de San Francisco y no dejó de beber alcohol en toda su vida.
Él mismo calificaría su método de interpretación como una mezcla de mucho talento, vasos y cubitos de hielo.


El público se rindió ante él cuando fue Hamlet para el Broadway de 1920, que supuso todo un hito en la interpretación de la obra de Shakespeare.
Sus éxitos teatrales se compaginaron pronto con su espectacular desembarco en el cine mudo.
La extravagancia, el histrionismo y la capacidad para la transformación de Barrymore eran ideales para las películas silentes; fue Sherlock Holmes, Don Juan, el Capitán Ahab y el Doctor Jekyll y Mr. Hyde.
Durante su época dorada, se le consideró el mejor actor del mundo.


Con la llegada del sonoro, la carrera de Barrymore se mantuvo notable. Al lado de Greta Garbo, Joan Crawford, Carole Lombard o Katharine Hepburn, John era el galán romántico predilecto, mezcla de seducción, ingenio y alta cultura.
Lo llamaban El Perfil; cuando su cara aparecía de lado, con su nariz puntiaguda bien resaltada, el público lo consideraba el hombre más atractivo de la pantalla.


Sin embargo, los años treinta supusieron el veloz declive de su salud y de su prestigio. Le pasaron factura sus cuatro fracasados matrimonios y un talante de aventurero y crápula que no cesaba. Envejecía a la rapidez del rayo y lo despedían de los rodajes por olvidar sus líneas de diálogo. Se dice que, aparte de su alcoholismo, quizá tenía Alzheimer.
En cualquier caso, la carrera de John Barrymore fue agonizando. Sus papeles, cada vez más secundarios, parodiaban su imagen de divo, de hombre refinado y encopetado, con fraserío shakespeariano. Sus grandes interpretaciones eran ahora sólo un recuerdo.


En 1942, durante la grabación de un programa de radio, John Barrymore se desmayó y fue ingresado en el hospital, donde moriría días después a causa de la cirrosis.
Sus últimas palabras lo definen a la perfección: "¿Morir? Yo diría que no, querido amigo. Ningún Barrymore permitiría que algo tan convencional le ocurriera".

(La semana que viene: John D. Barrymore, Jr y Diana Barrymore en "¡Notorious!")

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