Viggo Mortensen

El Día del Maromo, en su vuelta a la actualidad, requiere con urgencia un jueves con Viggo Mortensen, o la demostración palpable de que algunos hombres están eternamente buenos.
En octubre de este año, Viggo cumplirá los cincuenta. Pobre George Clooney... No tiene nada que hacer al lado de Mortensen.

Para los que lo descubrieron como Aragorn, el héroe de "El Señor de los Anillos", habían llegado tarde al furor Mortensen.

Su debut fue en "Único Testigo" allá por 1985; desde entonces, se sucedieron un sinfín de papeles secundarios, cada vez más aclamados por la crítica. Viggo era requerido por Brian de Palma, Jane Campion, los hermanos Scott y Sean Penn.

Pero lo cierto es que el tímido e introvertido Viggo se hizo una estrella total con la trilogía de Peter Jackson. Su espectacular aparición, con el pelo largo y teñido de negro, espada en mano, peligro para los orcos y suspiro de las elfas, fue un definitivo antes y después en su carrera.

Viggo, que pinta cuadros, habla español con acento argentino y le gusta estar tranquilo, se ha tomado con filosofía su fama repentina, que le ha llegado quince años después de su primera película.

Al fin y al cabo, le ha permitido conseguir sus mejores papeles, cortesía de David Cronenberg: "Una Historia de Violencia" y "Promesas del Este". Ésta última lo acercará al Oscar con toda probabilidad.

Viggo, que derrite sólo con una mirada, que luce pelo heterodoxo y que intriga con su cicatriz, es el hombre que nos conviene.
Tiene experiencia, parece sano y no debe dar dolor de cabeza. Que lo receten.