Jeffrey Eugenides dijo de Audrey Hepburn que era "la actriz a la que todas las mujeres quieren parecerse y en la que los hombres nunca piensan".
No ha sido la única vez que un ideal de belleza se aleja de la ensoñación erótica. Pero quizá Audrey sea el ejemplo perfecto de ese curioso divorcio.
No ha sido la única vez que un ideal de belleza se aleja de la ensoñación erótica. Pero quizá Audrey sea el ejemplo perfecto de ese curioso divorcio.
Su figura despierta oleadas de pasión periódicas. Se le han atribuido todos los epítetos de la elegancia y el savoir faire. Sigue siendo la favorita de muchos diseñadores de moda. Su rostro ha sido pasto de mil seriaciones pop.
Pero esa no es la única Audrey. Porque antes que tótem, fue una gran actriz y una mujer entrañable. La Hepburn conquistó a base de calidez y sonrisa, sus mejores armas.
Pero esa no es la única Audrey. Porque antes que tótem, fue una gran actriz y una mujer entrañable. La Hepburn conquistó a base de calidez y sonrisa, sus mejores armas.
Su carrera se construyó como una sucesión de éxitos casi ininterrumpida. En principio, era la pareja ideal de señores mucho mayores que ella, como Cary Grant, Gary Cooper, Rex Harrison o Humprey Bogart.
En los sesenta, ya demandó carne joven y se defendía con creces al lado de George Peppard, Peter O'Toole y Albert Finney, entre otros.
Audrey convencía hasta en sus papeles más discutidos. Nadie la quería para "My Fair Lady" y ahora es imposible pensar en Eliza Doolittle sin ella. Y Truman Capote siempre prefirió que Holly Golightly fuera Marilyn Monroe.
Un dato muy curioso para la que se convertiría en la película más emblemática de Audrey Hepburn.
En "Desayuno con Diamantes" no sólo desplegaba encanto vestida de Givenchy, sino que ofreció una de las grandes interpretaciones femeninas del cine norteamericano.
Un dato muy curioso para la que se convertiría en la película más emblemática de Audrey Hepburn.
En "Desayuno con Diamantes" no sólo desplegaba encanto vestida de Givenchy, sino que ofreció una de las grandes interpretaciones femeninas del cine norteamericano.
Su poder de fascinación le sorprendía hasta ella misma. Fue maravillosa hasta el último día de su vida.
8 comentarios:
Tuvo paludismo de niña, durante la guerra, por eso, ya de mayor se dedicó a los niños como embajadora de UNICEF.
Me encanta eso de...
Dos padrenuestros por ese pecado de vanidad, hermana
Me gusta que enfoques el post hacia la actriz. Una se cansa de ver bolsos con su efigie en brazos canis.
Su delgadez extrema fue fruto de una infancia marcada y tampoco fue feliz con Mel Ferrer. Sólo en los últimos años consiguió cierta paz de espíritu como embajadora de Unicef cuando se apagaba por un cáncer.
Llegó al cine de casualidad y recibió los mejores paples con los mejores galaes. Se esfozó por hacerlo bien y trabajando con ahínco brilló con luz propia, creciendo desde la dlzura de Anna y Sabrina hasta el magnetismo de Lady Marian y la fuerza de Jo Wallace.
Eso sí, Eliza Doolitle fue Julie Andrews en Broadway :)
(Josito, me has tenío intrigá con la diva de hoy en esta tarde post-feriante; incluso iba a sugerir/solicitar ejemplos pero no hace falta)
ciao!
Mae, hay que ver todos los padrenuestros que tengo pendientes, jajajaj.
Zinqui, me alegro de que te haya gustado mi defensa de la Audrey actriz sobre la Audrey modelo.
Y he tardado en publicar hoy, sí, aunque la tenía bien decidida desde hace unos días. Eso sí, siempre acepto sugerencias en el gmail. ;)
Pues ya puede empezar a rezarlos, hermana jajajajajaja
Vi Ariane hace sólo unos meses, y estaba maravillosa. Billy Wilder no le sacaba primeros planos a Gary Cooper para que no cantara que estaba demasiado mayor para ella.
Audrey, Ginger Rogers y Norma Shearer eran mis amores castos del Hollywood clásico. Entre los no castos se contaban Gene Tierney, Paulette Goddard y Gloria Grahame, por la que me hubiera dejado arañar un poquito.
josito, quiero ver desayuno con diamantes, pero no sé si hacerlo antes o después de leer la novela de capote. ¿qué me aconsejas?
capote no era objetivo para lo de desayuno, le tenía mucho cariño a marilyn, nada más hay que leer el retrato que hace de ella en "música para camaleones".
Gran dilema, vive Dios. ¿La película o el libro? Es una larga discusión.
Casi todos hemos visto antes la película y nos hemos enamorado de esa historia, a través de Audrey. Hay diferencias sustanciales con la novela. Especialmente, el personaje de Paul Varjak y, sobre todo, el final.
A pesar de que me gusta Capote, no me parece que "Desayuno en Tiffany's" esté entre sus mejores obras.
O sea, que usted misma.
¡gracias!
lo echaré a la suerte (cara o cruz)
besos
Publicar un comentario